Desinsectación:

Control de todo tipo de artrópodos, dentro de los que destacan principalmente insectos voladores y rastreros, moscas, cucarachas, hormigas, arañas, garrapatas, pulgas, crustáceos como los chanchitos de tierra, arácnidos, alacranes, ciempiés, tijeretas, pececillos de plata, etc.

Los productos usados tienen un amplio rango de seguridad para el hombre y animales de sangre caliente, son absolutamente biodegradables y por lo tanto no se acumulan en el ambiente.

Sanitización:

Consiste principalmente en control de hongos, virus y bacterias. La sanitización es un mecanismo mediante el cual se reducen las poblaciones microbianas hasta llegar a un nivel seguro para la salud humana. Los productos químicos para realizar la sanitización pueden ser: compuestos clorados, yodados, amonios cuaternarios y extractos orgánicos.

Desratización:

Las habilidades en el olfato, gusto, memoria, aprendizaje y organización social desarrollada por los roedores les ha permitido prosperar en los ambientes urbanos, por lo cual utilizamos raticidas que sortean esas habilidades mediante la palatabilidad (gusto agradable), la atractabilidad y el efecto retardado de su acción, a lo que se suma la seguridad para el hombre (niños) y animales domésticos que se logra con colorantes especiales y amargantes.

La desratización se puede realizar mediante distintas metodologías, algunas de estas contempla el uso de cebo raticida en bloque, pellets, trampas pegajosas, trampas de captura viva, entre otros.

Se utilizará el método de desratización que se estime conveniente según la especie de roedor que afecta a un lugar.

Los productos que se utilizan son anticoagulantes de Segunda generación.